Bariloche, nuestro Far West

La cola, ¿un invento porteño?

Hace unos días escuchaba en la radio la crónica de un barilochense recién llegado de una visita a Buenos Aires. Comentaba algo que le había llamado la atención: En Buenos Aires la gente hace cola en la parada de colectivos.

Algo que puede ser leído de muchas formas. Mirando el vaso medio vacío diré que es tal la concentración de gente en la Capital que hasta en las paradas de colectivos hay que hacer cola. Por otro lado, me imagino cómo se viajará en ese colectivo. Y pienso en las pésimas condiciones en las que se vive en las grandes ciudades y cómo nos vamos acostumbrando a todo.

En Bariloche, en cambio, hay pocas paradas, donde se junta una cantidad importante de gente: La terminal, el centro, la calle Moreno. En el resto de las paradas y garitas nunca hay más de tres o cuatro personas.

Pero en esas paradas numerosas del centro donde grandes grupos de gente espera el colectivo ¡no se hace cola!

Lo había notado una vez que al dejar pasar a una vieja para que suba primero, atrás de ella pasaron unos cuántos. La gente simplemente se amucha rumbo a la puerta y va pasando, es una especie de embudo de gente. ¿Simpático verdad? A medida que la población barilochense vaya creciendo este fenómeno va ir tomando características interesantes.

Mirando el vaso medio lleno, diré entonces, que la cola porteña es un signo de urbanidad. Pensando en mi nueva ciudad, que el amuchamiento patagónico es sólo una de las tantas cosas que sería bueno organizar antes de que se conviertan en un problema.

Bomberos de Melipal trabajan para controlar un incendio en el vertedero. 
Todo esto en el marco del conflicto entre el municipio
y la Asociación de Recicladores de Bariloche.

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