¿Justo ahora te vas a ir a Bariloche?

Una nube de ceniza avanza sobre el Nahuel Huapi.

El 4 de junio de este año, 2011, hacía erupción el volcán Puyehue y una nube de ceniza volcánica cubría Bariloche. Esa misma semana yo consultaba al amigo de un amigo por una casa que tenía en alquiler en la península de San Pedro y así empezar a concretar nuestro proyecto de emigrar a Bariloche. Una triste coincidencia.

Fue en la península de San Pedro donde a principios de 2009 estuvimos veraneando y sucedió algo particular: Días antes de salir de vacaciones me contactó un potencial cliente que buscaba quien se ocupe de diseñar y organizar la producción de una colección de libros sobre negocios. Ya teníamos las valijas hechas y los pasajes de avión para la semana siguiente.

Es habitual que en Diciembre y Enero lleguen consultas al estudio por proyectos de gran escala. La experiencia me enseñó que no todas las ideas se materializan, así que con cautela y tratando de no entusiasmarme pasé un presupuesto. Nobleza obliga, avisé que me estaba yendo de vacaciones y que a la vuelta retomábamos el tema.

Pero no, al día siguiente me llamaban para confirmarme que el presupuesto estaba aprobado y que había que comenzar cuanto antes porque quien tenía que aprobar el arranque del proyecto estaba por salir de vacaciones. Claro, y yo tambien, me quedaban cuatro días para irme.

Así que hablé con Ringo, un colega a quien había conocido recientemente, y le propuse que armemos equipo para este proyecto, con una particularidad: me estaba yendo a Bariloche y había que empezar ya.

Cargué una portátil en la valija y partí con mi familia hacia una cabañita en la península de San Pedro. Hacía unos años que no iba a Bariloche, así que aunque no sabía que posibilidad de conexión encontraría, suponía que en el centro encontraría algún café con WiFi desde donde conectarme de vez en cuando y avanzar con el proyecto. Grande fue mi sorpresa cuando al llegar a la cabaña del Km 21 me encontré con que la cabaña tenía conexión a internet. Un golazo.

Fue trabajando en esa cabaña donde inevitablemente surgió la pregunta: ¿Si puedo hacer mi trabajo desde Bariloche, porqué seguir amuchado en la locura de Buenos Aires?

A propósito, a la colección le fue muy bien y con Ringo hoy somos buenos amigos y socios.

¿Qué pasó con la ceniza del volcán? Eso va en otra entrada.

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